La industria de los videojuegos apenas tiene medio siglo de vida, pero ya se ha convertido en el sector cultural más importante, el que más dinero mueve en todo el mundo, y un arte por calidad propia, gracias a lanzamientos como The Last of Us o Red Dead Redemption, que han logrado llevar la historia y la trama en los juegos a un mundo nuevo, inmersivo y espectacular. Hoy por hoy prácticamente cualquier hogar cuenta con un PC de sobremesa o un buen portátil en el que se puede jugar, cuando no también con una consola de nueva generación enchufada a la televisión. Muchos jóvenes, de hecho, tienen como primer interés el jugar a los videojuegos, por delante incluso que la lectura o el deporte. Esto ha hecho que en los últimos años, la importancia del sector haya crecido mucho, lo que tiene cosas buenas y malas.
Los juegos que ahora tenemos en nuestros PCs y consolas son cada vez más emocionantes, más increíbles, con mejores gráficos, con más acción… Y eso genera un interés brutal en los jugadores, especialmente los de tipo competitivo, donde podemos pasar horas y horas jugando contra otros en torneos, para mejorar nuestras capacidades, para seguir llegando lejos, como deportistas profesionales, en este nuevo mundo de los deportes electrónicos. Esto, por supuesto, puede genera alguna complicación e incluso adicción, algo que ya se está viendo en muchas ocasiones con respecto a jugadores que tiene auténtico vicio por los videojuegos, en el mal sentido, claro está. ¿Existe esta adicción realmente? Vamos a conocer algo más sobre el tema.