El baile es una de las más bellas formas de expresión que tiene el ser humano, y sin embargo, para muchos queda denostado por detrás de la música, como si fuera un simple completamente a ella. Y es obvio que, en la mayoría de casos, el baile siempre acompaña a algún estilo musical porque se basa en movimientos rítmicos que vayan encajados en el tiempo de un tema musical. Sin embargo, a estas alturas podemos considera al baile o la danza como un arte por sí mismo, más allá de la música, aunque se alimente de ella. La belleza del baila comienza por la expresividad de los movimientos del bailarín, por la manera en la que se entrega al ritmo, se deja llevar o es capaz de coordinar tantos movimientos seguidos hasta crear una coreografía completa que sorprende, impacta y enamora a todos aquellos que la pueda disfrutar.
Existen, como sabrás, numerosos estilos de bailes, aunque la mayoría se encuentran dentro de dos grandes categorías: la danza clásica y el baile moderno. Dentro de la primera encontramos el ballet y estilos que existen desde hace siglos para acompañar un estilo musical eminentemente orquestal. En cuanto al baile moderno, es todo aquel que se ha ido desarrollando desde el siglo XX, o incluso finales del siglo XIX. Hay disciplinas, como el baile flamenco, que pueden estar entre medias, pero otras se encajan a la perfección en una de esas dos categorías. Y hoy venimos precisamente a hablar de uno de los bailes modernos más desconocidos pero apasionantes, el swing, un género que engloba diferentes estilos de baile moderno, apegados a la música estadounidense de principios de siglo. El swing puede parecer algo anticuado en estos tiempos, pero siegue siendo uno de los bailes más divertidos de disfrutar, especialmente en pareja.
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