El ser humano es una verdadera obra maestra de la naturaleza, una especie casi perfecta con una evolución a la velocidad del rayo, que nos ha permitido convertirnos en la especie dominante en el planeta. Nuestra inteligencia y el uso de nuestro raciocinio nos ha llevado al punto en el que estamos actualmente. La esperanza de vida sigue creciendo y las enfermedades se van reduciendo o mitigando, gracias a la ciencia. Sin embargo, seguimos siendo frágiles en comparación con otros animales. No somos tan fuertes, ni tenemos pieles tan duras, y un golpe en un sitio concreto del cuerpo puede matarnos. Es la ironía de poseer un intelecto tan desarrollado, en la mayoría de los casos, y que provenga de un lugar como nuestro cerebro, protegido, sí, pero no tanto como debería. El ser humano no cuenta con un caparazón o una carcasa natural para proteger su cabeza. Por eso seguramente tuvimos que fabricarlas en forma de cascos.
Sin embargo, los problemas en nuestra cabeza siguen siendo una de las principales causas de muerte o de enfermedad en el ser humano. Es un lugar delicado, porque sabemos de su importancia para nuestra supervivencia. Todo lo que vemos, oímos, recordamos y pensamos está ahí dentro, y debemos cuidarlo especialmente, con protecciones más duras y tratando de evitar cualquier golpe en el cráneo. Aun así, la aparición de bultos en nuestra cabeza nos sigue provocando un serio problema a la hora de enfrentarnos a ellos, sobre todo si desconocemos sus causas. En ocasiones, esos bultos aparecen de la noche a la mañana, sin que hayamos recibido ningún golpe ahí arriba. ¿A qué pueden deberse, entonces? Hay un montón de posibles causas, y nosotros hemos querido recoger algunas de las principales, para tratar de aliviar, al menos, la incertidumbre de encontrarnos con un chichón que no sabemos de dónde ha salido. En la mayoría de casos, esos bultos son provocados por reacciones de nuestro propio cuerpo, y son fácilmente identificables y curables en pocos días. Lo recomendable, igualmente, es visitar a un especialista, por si acaso.
Golpes
Una de las causas más comunes para la aparición de esos bultos o chichones, y aunque dolorosa, también es la que menos debería preocuparnos. Darnos un golpe en la cabeza es algo común, por un accidente, por un choque, por cualquier motivo realmente. La propia piel del cuerpo cabelludo se resiente ante ese golpe y provoca la aparición de un pequeño bulto, para protegernos, realmente. Nos dolerá un poco al principio, y puede que incluso se note un buen chichón, pero normalmente no debemos preocuparnos. A los pocos días, esa hinchazón bajará y nuestra cabeza volverá a tener el aspecto que tiene habitualmente. Lo único es que debemos tener más cuidado, para evitar ese tipo de golpes, porque algunos de ellos sí que pueden ser más dañinos para nuestro cerebro. Si la única señal del golpe es el chichón y no tenemos mareos, náuseas ni nada parecido, no debemos preocuparnos.
Quiste sebáceo
La parte que cubre nuestra cabeza en la zona donde hay cabello se denomina cuero cabelludo, y es un poco más dura que el resto de la piel. Aquí se pueden producir también numerosos bultos, que no son tan llamativos como los chichones por un golpe, pero igualmente se notan si los revisamos. El quiste sebáceo es un bulto que aparece por la acumulación de polvo en el ambiente, así como por la propia grasa del cuero cabelludo, que obstruye los poros de la piel. Entonces, esa zona se llena con un líquido que hace que se forme un pequeño montículo en nuestra cabeza. Este bulto puede llegar a dolernos cuando nos lavamos la cabeza o nos peinamos. El quiste, de persistir, puede eliminarse con una pequeña cirugía, aunque en la mayoría de casos es benigno y no supone un verdadero peligro para nuestra salud.
Dermatitis seborreica
Uno de los problemas más comunes, sufrido por millones de personas en todo el mundo, es la dermatitis seborreica. Su origen es similar al del quiste sebáceo, ya que ambos tienen en común la acumulación de la grasa natural del pelo en el cuero cabelludo. En el caso de la dermatitis, lo que provoca es una costra amarillenta, que puede parecer caspa al principio, y que genera una quemazón en esa zona a quien la sufre. Esas costras pueden llegar a acumu8larse hasta convertirse en grandes bultos, que molestan bastante y causan una muy mala impresión en la cabeza de quien las sufre. Se puede eliminar con un tratamiento a base de champús especiales y productos con corticoides, para recuperar el aspecto natural de nuestra cabeza sin esa dichosas costras.
Foliculitis
No es una afección tan común como las anteriores, pero también puede ser una causa bastante evidente de la aparición de bultos en la cabeza. La foliculitis es una enfermedad provocada por la aparición de hongos y bacterias en nuestro cuero cabelludo, que suele darse comúnmente por la poca limpieza en el cabello. Estos hongos provocan una hinchazón en esa parte de la cabeza, y de ahí la aparición de los bultos, que pueden llegar a ser muy molestos. Al igual que con la dermatitis seborreica, se utilizarán champús especiales para eliminar esos hongos y limpiar por completo nuestra cabeza. También podemos tomar ciertos medicamentos, como antibióticos, que acabarían de una manera mucho más efectiva con la posible infección. De no hacerlo, la foliculitis se puede agravar y provocar, por ejemplo, caída del cabello en esas zonas.
Urticaria
La urticaria no es más que una reacción de nuestro propio organismo ante una sustancia o un elemento que le provoca rechazo. Esta reacción se traduce en manchas y bultos por toda la piel, que suelen picarnos bastante. También aparecen en la cabeza, produciendo esos bultos que queremos rascar continuamente, porque la comezón que provocan es demasiado intensa. La urticaria puede aparecer por toda la piel y no en la cabeza, o viceversa, solo en esa parte del cuerpo, en lugar de en las demás. Sea como fuere, lo mejor es acudir a un especialista, sobre todo al dermatólogo, para que nos recomiende un tratamiento contra la hinchazón. Así mismo, podremos buscar el origen de esa urticaria, aquello que provoca la reacción de nuestro organismo, para intentar evitar esa sustancia en el futuro. De esta manera ya no tendremos que preocuparnos más por esos extraños bultos en la cabeza que nos hacen estar rascándonos continuamente.