Es un tema que genera mucho debate a día de hoy. Sobre el papel, las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos en buena parte del mundo, especialmente en los países desarrollados. Los derechos humanos son inalienables para ambos sexos, y desde el primer momento se entiende que una persona es igual que otra, sea cual sea su género. Sin embargo, también es innegable que venimos de un sistema patriarcal donde la visión masculina imperaba sobre la femenina. Y este sistema, con todas sus connotaciones sociales, históricas e incluso sexuales, sigue hoy por hoy más vigente de lo que pensamos. No se mira a una mujer de la misma manera cuando entra en una habitación llena de hombres. Las mujeres siguen cobrando menos y teniendo trabajos más precarios, de forma general. Las tareas del hogar y la crianza siguen pesando más para la parte femenina que para la parte masculina.
Esta evidente disociación entre los derechos básicos y la desigualdad real sigue provocando situaciones complejas en la sociedad. Incluso en aquellos países donde la situación de la mujer es eminentemente positiva, donde hay políticas que han llegado a altos cargos, donde el movimiento feminista tiene peso en la opinión público. Sigue habiendo sectores que creen que las mujeres ya lo han logrado todo y no tiene sentido seguir “luchando”. Niegan, o restan importancia, a los datos de violencia en la pareja, que suelen estar protagonizados por hombres hacia mujeres, y pueden llegar a afirmar que todo el movimiento de igualdad es solo una excusa para que algunas mujeres vivan del cuento. La inclusión de mujeres en ciertos roles en las películas y series tampoco gusta demasiado a determinados sectores de la sociedad, que llegan a pensar que se están desvirtuando los roles de género. Ya no hay mujeres femeninas y hombres masculinos. Los personajes se han convertido en una mescolanza de ambos géneros, un perfil que, según ellos, no tiene una representación real en la sociedad actual, al menos de forma masiva. El debate se vuelve mucho más agrio cuando tocamos temas como el aborto, el consentimiento sexual o la prostitución, todavía muy enconados.
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